jueves, 29 de marzo de 2012

Empatía por coste social

Hace ya tres o cuatro años, cuando se empezó a hablar de la crisis, recuerdo que sentí una gran rabia ¿crisis que crisis? El mundo lleva en crisis toda su historia y en la actualidad Europa es una de las grandes cómplices, que con su desorbitado consumo, le da carta blanca a la dictadura de los mercados.

Pero como los mercados son insaciables quisieron exprimir al máximo, optimizar, producir, explotar... y al final comenzó otra explosión inesperada.

A pesar del coste social y humanitario que está teniendo esta crisis, intento analizarlo desde una perspectiva positiva y me surgen ciertas preguntas.

Tantos años hablando y pidiendo la derogación de la deuda externa de numerosos países africanos y latinoamericanos, una petición que no hacía mella en las personas, que solo conseguía aglutinar a unos pocos que protestábamos por la injusticia de esa cadena que esclaviza a los pueblos... 

¿seremos ahora capaces de ponernos en el lugar del otro y comprender que esas deudas se basan en la especulación y las mentiras?

El tema de la inmigración es algo más delicado y en momentos de inestabilidad laboral aumenta el racismo, la intolerancia y la xenofobia. Parece que olvidamos nuestro  pasado migrante... pero ahora vuelve ha haber un goteo de partidas, mayoritariamente jóvenes que salen en busca de un futuro, el exilio invisible, que ha llevado ya a más de 600.000 personas a salir del país en busca de un presente mejor.

Nadie debería tener que emigrar por cuestiones económicas, conflictos de guerra, dictaduras del estado... pero muchos tienen que hacerlo... Igual que vienen, vamos y aun así nos situamos en una posición más privilegiada porque podemos permitirnos el lujo de volver y no quedarnos para siempre buscando el rumbo en un lugar desconocido. 

¿Seremos capaces de entender ahora que el que viene solo busca una vida digna, una oportunidad, una opción?

También el tema de la soberanía alimentaria, el aprovechamiento y reutilización de recursos, el decrecimiento, las relaciones comerciales locales, el poner en valor los saberes tradicionales que nos han sido arrancados y que son la base para el sostenimiento humano y social.

¿Seremos capaces de revertir todo el sistema?

No somos antisistema, el sistema es anti nosotros, pero en cambio se tacha a muchos defensores de los derechos humanos de terroristas, faltando al respeto a las verdaderas víctimas de terrorismo.

¿y quiénes son las víctimas del terrorismo? Son muchas y entre ellas están los pueblos, víctimas del mayor de los terroristas: el mercado, seguido de los gobernantes que le escuchan y obedecen.

¿Quién denunciará y perseguirá a estos genocidas quita vidas en vida?

Sólo podremos hacerlo los que no obedezcamos a sus reglas, los que nos movamos entre las grietas del sistema, los que escapemos de su plan de muerte y esclavitud.

¿y que de la vida que nos da la vida? 

Debemos también defenderla, recuperar  el contacto con la madre tierra y regenerarnos junto a ella de esta venenosa intoxicación de capitalismo.

Solo espero que todo esto nos sirva de punto de inflexión y reflexión para plantearnos de una vez por todas un mundo habitable y ejercer el derecho a vivir en paz y a la felicidad.

Esto es... sentirlo en piel propia para verlo en piel ajena.

1 comentario:

  1. Nunca había pensado lo que dices de la deuda y es verdad, lo que están haciendo ahora con los países periféricos de Europa ya lo hicieron antes con los países africanos y latinoamericanos, endeudarnos para que no salgamos de la miseria, comprar nuestra pobreza. Necesitan muchos pobres para ser ellos muy ricos. El tema es muy jodido. A ver qué pasa. Besos.

    ResponderEliminar

La historia la cuentas tú